Con el objetivo de trasladar la especificidad de la competición a nuestros entrenamientos y en un intento de unir el contenido teórico a partir de una revisión bibliográfica con su correspondiente aplicación práctica, en el artículo de esta semana nos centramos en presentar y analizar las demandas condicionales de la competición en función del puesto específico de cada jugador en el campo.
Los hallazgos actuales proporcionan una descripción detallada de las demandas impuestas a los jugadores de fútbol de élite, de acuerdo con su rol posicional en diferentes intensidades de trabajo, lo que puede ser útil en el desarrollo de programas de entrenamiento individualizados (Di Salvo et al., 2007). Más allá de la posición ocupada en el terreno de juego y atendiendo a ese individualización como uno de los principios claves del entrenamiento, el rol táctico de un jugador parece ser un determinante de su rendimiento físico en el partido, por lo que es clave que el estímulo de acondicionamiento tenga un elemento posicional (Martín-García, et al., 2018).
Así, desde una comprensión holística y global de nuestro deporte donde “todo es más que la suma de sus partes”, son muchos los factores que influyen para que ese rendimiento condicional en competición tenga una orientación u otra como mostramos en la siguiente imagen:
En relación a algunos de estos factores, podemos resumir las siguientes conclusiones:
- Los jugadores de fútbol de élite realizaron menos actividad de alta intensidad al ir ganando que al ir perdiendo (Lago, Casais, Dominguez & Sampaio, 2010).
- Dado que ganar es un estado cómodo para un equipo, es posible que los jugadores asuman una estrategia de contención del balón, manteniendo el ritmo de juego más lento, lo que resulta en velocidades más bajas (Bloomfield et al., 2005b).
- Los equipos locales cubrieron una distancia mayor que los equipos visitantes a baja intensidad (14.1 km/h), pero no se observaron diferencias en intensidades medias, submáximas o máximas (Lago, Casais, Dominguez & Sampaio, 2010).
- En relación a jugar como local o visitante, destacan los siguientes factores: influencia del público, efectos de viaje, familiaridad, sesgo del árbitro, territorialidad, tácticas específicas y factores psicológicos (Pollard, 2008).
- Cuanto mejor sea la calidad del oponente, mayor será la distancia recorrida al caminar y trotar (Lago, Casais, Dominguez & Sampaio, 2010).
- Los equipos más exitosos cubrieron menos distancia a intensidades más bajas que los jugadores de equipos menos exitosos (Mohr, Krustup, & Bangsbo, 2003; Rampinini et al., 2009).
Desde tener claro que estos factores tendrán una influencia mayor o menor en el rendimiento condicional de nuestro equipo, entendemos que una de las funciones principales de cualquier preparador físico es identificar las demandas condicionales que el juego solicita a nuestros jugadores con el objetivo de construir un perfil de rendimiento condicional colectivo, posicional e individual, desde la idea de que el entrenamiento más eficaz para preparar a los deportistas para la competición es el que reproduce de la manera más cercana las condiciones de rendimiento competitivo (Di Salvo, 2007).
Hemos considerado interesante compartir con vosotros estas dos referencias bibliográficas centradas en el estudio de las demandas condicionales en función de la posición ocupada por los jugadores en el campo:
Dellal et al., 2011.
Este estudio centrado en una comparación del rendimiento físico y técnico entre dos grandes ligas europeas como son la Premier League y La Liga, nos muestra las diferentes demandas en función de la posición al mismo tiempo que nos indica el impacto de la cultura futbolística de cada país. Además, inciden en la influencia que tiene este análisis a la hora de establecer esquemas de identificación de talento o en la importancia de la capacidad de adaptación de los jugadores al estilo particular de cada una de las competiciones.
Por su parte, el objetivo de este segundo estudio, con datos obtenidos de La Liga y la Champions League, fue verificar las demandas condicionales desde un análisis cuantitativo en función de cada una de las posiciones durante un partido. A partir de estas demandas obtenidas de la competición y con el objetivo de asegurarnos que los jugadores estén en las mejores condiciones posibles para afrontar tanto dichas demandas condicionales como sus responsabilidades en el juego, el entrenamiento debe reproducir lo que la competición requiere y para ello debemos tener en cuenta los requisitos específicos de cada posición.
A modo de resumen respecto a este análisis de las demandas condicionales en función de la posición y centrados en el último artículo mencionado (Di Salvo et al., 2007), os dejamos las siguientes 5 conclusiones de los autores y las dos siguientes imágenes:
- No hubo una diferencia significativa entre posiciones específicas cuando el análisis estuvo centrado en la distancia recorrida a la más baja intensidad (0-11 km/h).
- La distancia cubierta por los defensores centrales en intensidades superiores a los 11 km/h fue inferior al resto de posiciones. La única excepción es que en la distancia recorrida a la intensidad más alta no hubo una significativa diferencia entre los mediocampistas centrales y los defensores centrales.
- Los mediocampistas centrales fueron quienes recorrieron mayores distancias entre las intensidades 11.1 y 19 km/h, mientras que los medios exteriores fueron quienes recorrieron las mayores distancias por encima de 19.1 km/h.
- En referencia a la distancia cubierta por encima de 23 km/h, no hubo grandes diferencias entre defensores laterales, medios exteriores y delanteros, mientras que los defensores centrales y mediocampistas centrales recorrieron una distancia inferior en sprint.
- Al mismo tiempo, el número de acciones de alta intensidad fue mayor por los defensores laterales, medios exteriores y atacantes que para los defensores centrales y los mediocampistas centrales.
Para finalizar esta nueva entrada de nuestro blog, hemos querido compartir también 5 referencias que creemos que nos ayudan a comprender de manera más global el rendimiento condicional en fútbol al mismo tiempo que nos señalan su evolución en las últimas temporadas:
- El fútbol se caracteriza por su naturaleza esporádica donde las acciones físicas multidireccionales se integran con una variedad de habilidades técnicas (Bradley et al., 2009; Wallace & Norton, 2014).
- Aunque el éxito es complejo y multifactorial, se ha encontrado que los indicadores técnicos predicen el éxito del equipo con mayor precisión que los indicadores físicos (Carling, 2013; Castellano, Casamichana y Lago, 2012).
- Aunque el rendimiento físico no está asociado con el éxito, tiene un impacto en el rendimiento técnico (Rampinini et al., 2008), por lo que no debe descartarse como contribuyente al rendimiento general.
- Las distancias a alta intensidad y las distancias a sprint han aumentado entre un 30 y un 50% en la Premier League inglesa (EPL), mientras que el número total de pases ha aumentado un 40% en siete temporadas (Barnes, Archer, Hogg, Bush y Bradley, 2014).
- Las demandas físicas del fútbol moderno, concretamente en carreras de alta intensidad, han evolucionado más para los defensores (defensores centrales y laterales) y los mediocampistas centrales (30-36%) que para los jugadores de ataque (mediocampistas y atacantes, 24- 27%) (Bush, M., Barnes, C., Archer, D., Hogg, B., & Bradley, PS., 2015)
A partir de estas conclusiones generales, como indicábamos más arriba, cada preparador físico y cuerpo técnico debe ser capaz de trasladar a las sesiones de entrenamiento a lo largo de un microciclo lo que la competición nos demanda a nivel posicional.
Y para ello, lejos del “más es mejor” y de cualquier análisis cuantitativo donde los números sólo seguirán siendo números, únicamente una interpretación cualitativa de esos datos nos llevará a estar más cerca de optimizar el rendimiento de nuestro equipo.
¡Seguimos avanzando!