Si aceptamos el dicho de “se juega como se entrena”, debemos asumir la responsabilidad de “entrenar como se juega”. Bienvenidos una semana más a nuestro campo de juego y a la parte práctica de nuestro blog.
Para introducir la tarea de esta semana, os empezamos preguntando:
¿Qué sucede entre el rendimiento de nuestro equipo a nivel colectivo, es decir, de nuestra estructura y nuestra capacidad de evaluar el rendimiento individual de nuestros jugadores? ¿Cómo entrenamos lo que hay entre lo colectivo y lo individual?
El juego y permitir jugar se convierten en aspectos fundamentales a la hora de observar esa serie de comportamientos y principios grupales que tanta influencia ejercen en el rendimiento de nuestro equipo y que tan desapercibidos pueden pasar a nivel individual. En un deporte donde la interacción entre los elementos es una seña de identidad y donde “los saltos cualitativos sólo se producen desde lo específico” (Paco Seirulo), nuestra capacidad como técnicos para entrenar a partir del juego e introducir normas que permitan y no limiten, se antoja crucial.
Así, creemos que ese equilibrio entre hacer que ocurra y dejar que suceda, entre las normas de provocación planteadas en la tarea y la libertad que se le conceda al jugador para tomar decisiones en el juego será un aspecto clave a la hora de desarrollar y optimizar todas sus estructuras y priorizar los comportamientos deseados.
Como señalamos algunas semanas atrás, a la hora de llevar a cabo una tarea en nuestro entrenamiento deberíamos plantearnos las siguientes preguntas:
- ¿Están los constreñimientos planteados haciendo que suceda lo que queremos?
- ¿Facilita la tarea diseñada el crecimiento y la mejora de nuestro equipo?
- ¿Hasta qué punto la naturaleza del juego se ve modificada por las normas introducidas?
- ¿Qué podemos modificar para favorecer el desarrollo de la tarea si no sale como esperábamos?
- ¿Qué comportamientos individuales, grupales o colectivos se dan en la tarea?
No deberíamos olvidar nunca que nuestro principal rol es facilitar recursos y herramientas para que el principal protagonista de este juego, el jugador, siga desarrollándose.
En esta ocasión os traemos una situación de juego lo más cercana posible a la especificidad de la competición, donde el objetivo principal por un lado es reforzar los hábitos defensivos de nuestro equipo, incidiendo en los repliegues defensivos cuando nos vemos superados por el balón, haciéndoles entender que su implicación en el juego no termina ahí a pesar de estar más alejado del balón.
Por otro lado, prestamos atención al inicio de juego (dando cada entrenador las herramientas que considere oportunas para su equipo) tratando de fomentar e instaurar la idea de ser verticales y buscar la portería rival. Para ello, introducimos 2 normas en el juego: un máximo de pases en la zona de inicio y poder pasar el balón hacia atrás únicamente dos veces de manera consecutiva (provocando así que se tenga que jugar hacia delante).
DESCRIPCIÓN DEL EJERCICIO
Se juega un 11vs11 real con ambos equipos organizados en un sistema 1-4-3-3 con el espacio de juego dividido en 3 zonas: inicio – progresión – finalización. El objetivo del equipo defensor es defender ocupando siempre 2 zonas para estar juntos y el gol del equipo rival valdrá doble si no han replegado todos a campo propio. Por su parte, el equipo atacante estará condicionado por tener un máximo de 5 pases para salir de la zona de inicio a la zona de progresión o finalización. Del mismo modo, para que el gol sea válido, todo el equipo deberá ocupar campo rival en el momento de la finalización. Por último, 1 posible norma a incluir con el objetivo de favorecer la progresión y el ataque es que sólo se pueden realizar dos pases consecutivos hacia atrás.
¡Esperamos que os guste y que os resulte útil y práctica en vuestros contextos!
El equipo de Fútbol Revolucionario
PD: Ya estamos nerviosos con el lanzamiento de nuestro III Congreso Online con “El Cuerpo Técnico en el fútbol de élite”. ¿Te lo vas a perder? 😉